Parentalidad-Paralela vs. Co-Parentalidad
Hay grandes diferencias entre un sistema de manejo de la custodia de los hijos, ya sea paralela o enfocada en la cooperación.
Es importante que cada uno decida qué es lo mejor para ustedes y el bienestar de sus hijos. Cada divorcio es diferente y cada relación familiar también es distinta.
El bienestar de los hijos es fundamental antes, durante y después del divorcio.
Por ejemplo: ir a dejar a tus hijos o recogerlos, no debería de ser una experiencia traumática para los niños. Si tu ex pareja y vos no pueden verse sin decirse algo y causar una escena, lo mejor es que te quedés en el vehículo y sean tus hijos quienes entren o salgan.
Adjunto comparamos la parentidad-paraleta con la co-parentidad:
Parentalidad-Paralela
No pueden interactuar ni resolver problemas juntos.
Co-Parentalidad
Pueden resolver los problemas juntos.
Parentalidad-Paralela
Toman decisiones de manera separada y no se comunican.
Co-Parentalidad
Ambos toman decisiones basadas en el bienestar de los hijos.
Parentalidad-Paralela
Se agendan días y horas específicos para las actividades de los hijos, y ambos comparten la información (aunque sea por escrito).
Co-Parentalidad
Ambos asisten a las actividades de los hijos al mismo tiempo: citas médicas, actos cívicos, y reuniones escolares.
Parentalidad-Paralela
Causa efectos negativos emocionales y psicológicos en los niños, incluso a largo plazo.
Co-Parentalidad
Los hijos reciben lo mejor de ambos incluso después de la separación.
Parentalidad-Paralela
Culpan al otro y hablan mal de ellos
en frente de los hijos. Evaden su responsabilidad en la toma de decisiones.
Co-Parentalidad
No hablan mal del otro en presencia de los hijos y asumen sus responsabilidad en las decisiones que se tomen en relación a ellos.
Es fundamental que estés pendiente del bienestar emocional de tus hijos consultando con los profesores, doctores, terapeutas, amistades o familiares que estén en constante contacto con ellos y que puedan mantenerte al tanto.
Con el pasar del tiempo, tu situación puede cambiar, y solo vos podés saber qué es lo que funcionaría mejor para tu familia. Y cuando vayás a tomar una decisión POR FAVOR pensá en el bienestar de tus hijos y su seguridad física y emocional.
Mediación en Relaciones de Pareja
¿Qué es lo primero que pensamos cuando una persona nos cuenta que está pensando en divorciarse?
Estoy segura que más del 95% de uds piensan en abogados, en pleito, en pensión alimentaria, en problemas para coordinar cosas con los hijos, y si los hijos están pequeños, les esperan años con ese escenario…
Cuando se da una crisis de pareja, y la pareja decide que quiere divorciarse, ese proceso de separación puede extenderse a otras personas, principalmente a los hijos. Y la decisión que tome la pareja en cuanto a la forma de llevar a cabo esa separación se dimensionará en el resto de la familia. Por eso es tan importante asesorarse y acompañarse integralmente: legal, emocional, psicológica y hasta financieramente.
La relación de pareja es integral, es emocional, es humana, es energía; la separación de una pareja debería ser lo mismo: integral, emocional y humana. Los conflictos de pareja nos drenan, nos apagan, nos duelen, y también nos hacen crecer, nos enseñan sobre nosotros mismos y el otro. El dicho nunca sabés con quien estás casado hasta que te divorciás, ¿les suena? Bueno, y si honramos los bellos momentos que tuvimos con esa persona, los momentos en familia, los amigos en común, incluso los negocios, y no dejemos de lado lo más importante, el fruto de esa relación: los hijos… Enseñar a los hijos el manejo de crisis y separaciones sana, el ejemplo de sus padres de un manejo cordial y respetuoso no solo a lo largo del proceso de separación, sino después del mismo divorcio, es un alivio y un bálsamo para los hijos, en medio de la incertidumbre que ellos viven.
Ver que sus papás, pueden saludarse cordialmente, conversarse, y logran ponerse de acuerdo sin pelear ni gritarse y mucho menos ignorarse, no solo trae paz a los chicos, a los divorciados también nos da mucha paz. No es sencillo, requiere de trabajo a nivel personal, pero se puede lograr, con el acompañamiento correcto y la guía adecuada, con paciencia, respeto y amor propio y, hacia nuestros hijos.
Entonces, ¿en qué consiste la mediación?
– Es un procedimiento privado y voluntario
– Coordinado por un tercero capacitado, que orienta a las partes para que logren una comunicación cooperativa y respetuosa entre los participantes,
– con el objetivo de profundizar en el análisis y comprensión de
• la relación,
• las identidades,
• necesidades,
• motivaciones y
• emociones de los participantes,
– para que puedan alcanzar una administración satisfactoria de los problemas en que están involucrados.
La mediación SIEMPRE ES VOLUNTARIA, las partes deben querer someterse a un proceso de mediación, sólo así podrá ser exitosa.
Es un trabajo que propone una igualdad, una simetría entre los participantes, que difiere de los lugares de terapeuta y paciente. En la mediación no existe tratamiento de enfermedades psíquicas o comportamentales. Lo que está en juego son las diferencias de posiciones ante determinados intereses y esta comprensión es fundamental cuando se trata de diferenciar la mediación de la terapia psicológica.
En la mediación, al estar los participantes como iguales, son ellos mismos, los que co-crean los acuerdos, mientras que la persona que funge como mediadora los ayuda y guía para poder entenderse y llegar a crear ese clima necesario para la escucha activa y comprensión empática del otro.
En la mediación no hay un solo modelo a seguir, el procedimiento se va desarrollando de acuerdo con las características del mediador, y con cada uno de los casos y las partes que lo conforman.
Ahora bien, el coaching nos ayuda a indagar en las necesidades reales de las partes y las emociones detrás de esas necesidades, para reconocerlas, entenderlas y poder comunicarlas al otro de manera asertiva y respetuosa.
Todas esas emociones que emergen en un proceso de esta naturaleza son muy fuertes, e importantes, y no debemos dejarlas de lado.
Tenemos la creencia de que los procesos de divorcio siempre son litigiosos (de ir a tribunales y entre abogados), muy enredados, largos y muy costosos. Pueden ser muy diferentes… Se puede intentar algo distinto, y en caso de que no se logre un acuerdo porque al final las partes deciden que quieren ir a tribunales, la opción siempre está ahí.